A partir de: Colgan Michael, Colgan Lesley. The flavonoid revolution.
Grape seed extract and other flavonoids against disease.
Vancouver:
Apple Publishing Company, 1997.
CONTENIDO
La revolución flavonoide. Extracto de semilla de uva y otros flavonoides contra las enfermedades
Flavonoides contra la enfermedad cardíaca
Flavonoides contra las enfermedades degenerativas
Flavonoides contra el cáncer
Tipos y fuentes de flavonoides: uvas rojas y blancas
Proantocianidinas y salud capilar
Proantocianidinas y coágulos sanguíneos
Proantocianidinas y tejido conectivo
Proantocianidinas contra inflamación y alergias
Arándano para sus ojos
Té verde para su corazón
Cardo mariano para su hígado
Porotos de soja contra el cáncer
Ginkgo biloba para su cerebro
Frutas crítricas para su circulación
Los flavonoides son seguros
Referencias
Miles de años ha nuestros ancestros eran cazadores-recolectores. Comían una amplia variedad de plantas y semillas. Hoy nuestra dieta se ha invertido. Comemos demasiada carne, demasiada grasa y muy pocas plantas. Ahora nuestra dieta carece de gran número de flavonoides de las plantas y otros fitoquímicos que antes utilizábamos.
A medida que la ciencia ha comenzado a comprender su importancia en nuestra dieta y en nuestra salud, los fitoquímicos, incluyendo los flavonoides y los carotenoides, han sido colocados bajo escrutinio intenso. El problema es el gran número de estos nutrientes. Los flavonoides conocidos en las plantas son más de 20 000 y, de estos, solamente han sido analizados químicamente o probados unos 100.
Con cada uno que investigamos más confirmamos la sabiduría encerrada en la práctica de comer una gran variedad de frutos y vegetales. Los flavonoides son una clase de nutrientes que forman parte de una extensa familia de compuestos aromáticos llamados "polifenoles".
Las plantas hacen estos polifenoles a partir del aminoácido fenilalanina y acetato.
Los flavonoides son los responsables de muchos de los brillantes colores que se ven en frutos y vegetales y son la fuente del gusto astringente o tánico del té verde, vinos rojos secos y muchas hierbas.
Son potentes antioxidantes y son, probablemente, sustancias esenciales para la salud, que el organismo no puede formar y debe incorporar mediante su alimentación. Tienen muchas funciones bioquímicas.
Están implicados en la función inmune, la expresión de los genes, los flujos sanguíneos capilar y cerebral, la agregación plaquetaria, las funciones hepáticas, actividad enzimática y el colágeno y el metabolismo de fosfolípidos, el colesterol y la histamina. (1-3).
Los flavonoides conocidos pueden categorizarse en 9 clases, según sus características químicas. Lo muestra la siguiente tabla, junto con su origen.
* Camellia sinensis. Una vez recogidas, las hojas se secan de inmediato y por completo para elaborar los tés verdes o se secan de forma parcial y a continuación se "fermentan" para elaborar los numerosos tipos de té negro, como orange pekoe, pekoe, congou y souchong.
** Vaccinium myrtillus. Arándano (bilberry, blueberry). Arbusto muy ramificado, de flores rosadas solitarias y fruto en baya, dulce y comestible, de color negro azulado.
*** Silybum marianum. Cardo mariano mediterráneo (milk thistle). Tiene flores de color púrpura.
Alcachofa (artichoke): Onopordum acathium.
Los flavonoides contra la enfermedad cardíaca
La investigación clínica ha documentado el papel del daño por radicales libres en la progresión de numerosas enfermedades degenerativas, particularmente las cardiovasculares (y ciertas formas de cáncer).
Las investigaciones muestran que el corazón es receptivo a los beneficios de determinados fitonutrientes, antioxidantes y otros nutrientes. Los estudios han concluido que la combinación de una dieta sana suplementada con antioxidantes y fitonutrientes puede ser útil en la prevención y promoción de una salud cardiovascular óptima (4).
Un estudio reciente comunicado en el British Medical Journal se llevó a cabo en Finlandia entre 1967 y 1992 en 5 133 hombres y mujeres finlandesas de edades entre 39¿0 y 69 y sin enfermedad cardíaca al comienzo del estudio. El estudio concluyó que la gente con niveles muy bajos de ingesta de flavonoides tuvieron más riesgo de enfermedad coronaria (5).
Otro estudio a largo plazo realizado en 34 789 profesionales de la salud masculinos, concluyó que la ingesta de flavonoides tiene un efecto protector en hombres con enfermedad coronaria establecida
(6).
Otro estudio amplio, el Zutphen, investigó la relación entre la ingesta de flavonoides y la incidencia de accidente cerebrovascular (ACV). El estudio comenzó en 1970 y se realizó durante 15 años en 552 hombres de entre 50 y 69 años. Hubo relación inversa entre la ingesta en la dieta de flavonoides (principalmente quercetina) y la incidencia de ACV, todo esto luego de ajustar variables de confusión, incluyendo otras vitaminas antioxidantes (7).
Otro estudio reciente concluyó que los flavonoides también inhiben la peroxidación lipídica a nivel microsomal en el corazón y, en consecuencia, tienen efecto cardioprotector ante este tipo específico de oxidación (8).
Los flavonoides trabajan con y también aumentan el efecto de otros antioxidantes.
Un estudio de Mathiesen et al mostró que la peroxidación lipídica en el colesterol LDL puede ser más enlentecida mediante una combinación de flavonoides y vit. C que con cualquiera de ellos solo (9).
Flavonoides contra enfermedades degenerativas
Las células están continuamente amenazadas por el daño provocado por los radicales libres y especies de oxígeno reactivo producidos durante el metabolismo normal del oxígeno, así como por agentes tóxicos del medio y otras reacciones químicas.
Los radicales libres son capaces de desorganizar la actividad metabólica y la estructura celular. Cuando esto ocurre se producen más radicales libres, que pueden provocar mayor y extenso daño a células y tejidos. Sabemos ahora que la producción incontrolada de radicales libres es probablemente
el mayor factor contribuyente de muchas enfermedades degenerativas (10).
Los flavonoides son capaces de captar y neutralizar los radicales libres en exceso en muchos tejidos del cuerpo. Trabajan en sinergia con las otras vitaminas antioxidantes, como la C y la E.
Muchos flavonoides son capaces de ligarse a iones metálicos y prevenir que éstos actúen como catalizadores aumentando la producción de radicales libres. Algunos flavonoides también ayudan a regular la actividad de las enzimas antioxidantes propias del organismo, como la superóxido dismutasa (SOD) y la glutatión peroxidasa (10).
Los flavonoides contra el cáncer
Hay muchos estudios que muestran que la ingesta de flavonoides puede ayudar en la prevención del cáncer. La Dra. Gladys Block et al de la Universidad de Berkeley, California, analizaron todos los 170 estudios controlados hasta 1992, sobre el efecto de frutas y vegetales en el cáncer (11).
Algunos ejemplos de su análisis se muestran en la siguiente tabla.
Ahora estamos seguros de que los flavonoides obtenidos comiendo copiosas cantidades de frutas y vegetales pueden protegernos contra muchos tipos de cánceres. De hecho, la ciencia de la nutrición está reconociendo lentamente que muchos de estos compuestos pueden ser esenciales para mantener una salud óptima.
La ingesta recomendada de frutas y vegetales es de 4 o 5 raciones diarias. La Dra. Gladys Block et al en el Instituto Nacional de Cáncer (INC) de EE.UU. completaron una encuesta que muestra que los estadounidenses comen, promedio, menos de una porción diaria sea de frutas o vegetales excluyendo papas y lechuga).
De acuerdo al INC aproximadamente un 35% de todos los casos de cáncer pueden ser provocados directamente por una dieta insuficiente. Por el contrario, cerca de 200 estudios epidemiológicos muestran que hay riesgo menor de cáncer de muchos tipos entre aquellas personas que ingieren grandes cantidades de frutas o vegetales.
El INC actualmente patrocina un esfuerzo mayor para identificar la actividad biológica de varios fitoquímicos, incluyendo los flavonoides, con la esperanza de que puedan establecerse guías dietéticas detalladas diseñadas para conseguir objetivos específicos en la prevención de enfermedades determinadas.
Tipos y fuentes de flavonoides: uvas rojas y blancas
Las proantocianidinas de la corteza del pino y de las uvas tienen una historia interesante y son los flavonoides más estudiados. Las proantocianidinas y sus actividades antioxidantes fueron descubiertas por Jacques Masquelier, de la Universidad de Bordeaux, Francia. En 1948 descubrió que los maníes que contenían oligómeros procianidólicos (PCO's) aumentaban la resistencia de los vasos sanguíneos en animales de laboratorio (14).
Maní, cacahuete. Arachis hypogea: planta papilionácea, originaria de América, de tallos rastreros y flores amarillas, estériles las superiores y fértiles las inferiores, las cuales alargan el pedúnculo y se introducen en el suelo donde madura el fruto, que es de cáscara coriácea con varias semillas oleaginosas y comestibles (RC).
Masquelier, buscando nuevas fuentes de flavonoides, se interesó en la historia de Jacques Cartier, explorador francés descubridor del Golfo del San Lorenzo en Canadá en 1534. Atrapada toda la tripulación por los hielos, sometidos a deficiencias nutricionales, adquirieron escorbuto. Los sobrevivientes curaron de la enfermedad en pocas semanas utilizando el té de corteza y hojas del pino Anneda que les brindó la población aborigen.
Llamó picnogenol a la mezcla de flavonoides.
Las proantocianidinas de la corteza de pino extraídos utilizando el proceso de Masquelier (patentado) se venden con el nombre de Pycnogenol por la empresa suiza Horphag desde 1969.
Luego, en 1970, patentó un segundo proceso de extracción, esta vez de las proantocianidinas de la semilla de uvas, a la que llamó Grapenol. La investigación de Masquelier ha confirmado la estructura, efectos y falta de toxicidad de estas fuentes de proantocianidinas (15, 16).
Proantocianidinas y salud capilar
Las que se encuentran en las semillas de uva y en la corteza de pinos, como los antocianósidos del arándano y las flavanonas de la cáscara de los cítricos se ha reconocido durante décadas que son capaces de soportar el sistema capilar. Su presencia en la membrana basal del capilar y las estructuras colágenas próximas es responsable del mantenimiento de la permeabilidad y estabilidad del capilar. Ricos en proantocianidinas, mantienen su forma y la función normal de la microcirculación eficiente y previenen el edema de tejidos próximos.
Proantocianidinas y coágulos sanguíneos
Disminuyen la adhesividad plaquetaria y mantienen la elasticidad de los vasos sanguíneos, lo que puede coadyuvar en el mantenimiento de la presión no ascendida (17, 18, 19).
Las antocianinas del hollejo de uvas rojas ayuda en la prevención de la oxidación de lipoproteínas sanguíneas como el colesterol LDL (20).
Estudios recientes muestran que el consumo de vino tiene efecto protector contra enfermedades cardíacas. Se cree que las proantocianidinas y otros flavonoides de las uvas son los responsables de estos efectos preventivos (20).
Proantocianidinas y el tejido conectivo
El de los niños, blando y elástico, se pone rígido con la edad por oxidación lenta. Hay estudios que muestran que los flavonoides en la semilla de la uva se ligan con los glucosaminoglicanos, colágeno y elastina, protegiéndolos de la oxidación y del daño inflamatorio (21, 22).
Proantocianidinas contra inflamación y alergias
Se ligan selectivamente al tejido conectivo de las articulaciones, previniendo la tumefacción, eparando los tejidos dañados y aliviando el dolor (3, 23). También muestran efectos antiinflamatorios inhibiendo la síntesis y liberación de ciertos compuestos que promueven la inflamación, como histamina, proteasa de serina, prostaglandinas y leucotrienes (1, 2, 23).
La acción antihistamina de las proantocianidinas es mediada por el efecto inhibidor sobre la histidina decarboxilasa, enzima responsable de la formación de la histamina. Esto se incrementa por la capacidad de las proantocianidinas de bloquear la hialuronidasa, enzima que facilita la liberación de histamina en los tejidos. Este efecto hace que las proantocianidinas tengan intensa acción antialérgica
en muchas personas.
Además del efecto antihistamina, también refuerza las membranas de los basófilos y mastocitos que pueden contener los compuestos químicos de la alergia, previniendo las reacciones de hipersensibilidad (2, 24, 25, 26).
Una sustancia de la uva, el resveratrol (no es un flavonoide) ha sido sujeto de investigaciones recientes como un quimiopreventivo en el cáncer. Hay comunicaciones científicas de que el resveratrol actúa como un antioxidante y antimutágeno (27).
Dosis diaria sugerida: combinación de 100-200 mg de extracto de corteza de pino y de semilla de uva, con 85-92% de proantocianidinas y 50-100 mg de extracto de hollejo de uva roja con 30% de proantocianidinas.
Arándano para sus ojos
El arándano de la Europa del norte y su pariente de América del Norte ha figurado en el folklore durante centurias por sus beneficios.
Vaccinium myrtillus. Arándano (bilberry, blueberry, cranberry, lingonberry). Arbusto muy ramificado, de flores rosadas solitarias y fruto en baya, dulce y comestible, de color negro azulado (RC).
Durante la Segunda Guerra Mundial los pilotos de la RAF británica tomaban jalea de arándano con pan poco antes de sus raids nocturnos para mejorar la visión nocturna. Todas las especies del género contienen antocianósidos.
La radiación ultravioleta puede provocar daño por radicales libres en el cristalino y en la retina. A medida que se oxidan las proteínas del cristalino se forma una lente engrosada llamada cataratas; la degeneración macular relacionada con la edad es otra afección seria que aflige a cada vez más personas.
En un estudio se vio que los antocianósidos del extracto de arándano más vit E. detenían la progresión de la formación de cataratas en el 97% de las personas estudiadas (28). En ensayos clínicos de pacientes con varios tipos de enfermedades de la retina, aquellos que recibieron flavonoides mostraron mejoría significativa (29, 30, 31).
Los antocianósidos del arándano son potentes antioxidantes y se ha visto que son importantes para la salud ocular y la curación de heridas (32). El arándano parece también ayudar en la protección contra úlceras y en el proceso de curación ligándose al tejido conectivo de las mucosas (33).
Los antocianósidos durante muchas décadas han sido reconocidos por su soporte del sistema capilar. Su presencia en la membrana basal del capilar y tejidos rodeantes es responsable del mantenimiento de la estabilidad y permeabilidad capilar. (34).
Dosis diaria sugerida: extracto de arándano de 120-240 mg con 25% de antocianósidos.
Té verde para su corazón
El té verde es una de las bebidas más ampliamente consumidas en el mundo.
Los chinos y japoneses típicamente consumen 2 a 10 tazas diarias.
Té: Camellia sinensis. Una vez recogidas, las hojas se secan de inmediato y por completo para elaborar los tés verdes o se secan de forma parcial y a continuación se "fermentan" para elaborar los numerosos tipos de té negro, como orange pekoe, pekoe, congou y souchong (RC).
Las catequinas polifenólicas del té verde ayudan a mantener niveles saludables de colesterol sanguíneo y prevenir la formación de trombosis (35). Un estudio recientemente completado en Japón examinó la relación entre el consumo de té verde y las concentraciones séricas de colesterol y de LDL en 2 062 oficiales de autodefensa masculinos.
Se encontró que el consumo de té verde estuvo asociado inversamente con los niveles de colesterol y LDL (36).
El té negro pierde sus catequinas beneficiosas debido a la fermentación.
Las catequinas polifenólicas del té verde tienen también marcado potencial antimutagénico (37, 38).
Parecen también inhibir la infección por el virus de la influenza, ejerciendo también efecto antibacteriano sobre Streptococcus (39, 40).
Dosis diaria sugerida: extracto de té verde de 500-900 mg con 20% de polifenoles.
Cardo mariano para su hígado
Silybum marianum. Cardo (planta compuesta, de hojas grandes y espinosas como las de la alcachofa, y cabezuelas azules, redondas, cubiertas de brácteas coriáceas acabadas en apéndice espinoso; sus pencas se comen, después de aporcada la planta para que resulten más blancas y sabrosas) mariano (borriquero, lechal, lechero o mariano; también arzolla, espina blanca y toba), (milk thistle), cubierta de jugo viscoso, empleada para cuajar la leche. Tiene flores de color púrpura. Alcachofa (artichoke): planta de huerta, compuesta, de tallo estriado y hojas algo espinosas; su cabezuela está cubierta de brácteas carnosas, que forman una especie de piña y son comestibles en parte antes de desarrollarse la flor (Cynara scolymus), (Onopordum acathium) (RC).
Los frutos son ricos en un grupo de flavonoides llamados colectivamente silymarina.
La exposición diaria a la polución ambiental del medio genera demandas aumentadas sobre los mecanismos hepáticos de defensa antioxidante y detoxificadores. La silymarina se ha visto que sostiene las funciones hepáticas ante variados factores de stress ambiental como el consumo de alcohol, exposición a polucionante, virus y bacterias (41, 42).
En un estudio reciente se encontró que la silymarina protegía las células del hígado y de la piel contra la toxicidad inducida por drogas bajo condiciones controladas (43).
En otra investigación se estudiaron los efectos hepatoprotectores de la silymarina en ratas expuestas a radiación. Los efectos se estudiaron analizando los cambios en los ácidos nucleicos del hígado, bazo y médula ósea. Se encontró que los cambios inducidos por la irradiación fueron aliviados por la aplicación de silymarina luego de la misma (44).
Dosis diaria sugerida: extracto estandarizado de cardo mariano de 150-200 mg con 80% de silymarina.
La soja contra el cáncer
Un estudio reciente analizó los efectos de la isoflavona genisteína de la soja.
Los investigadores concluyeron que la genisteína tiene importante acción antioxidante y antiproliferativa que le otorgan intensos efectos anticarcinogénicos (45).
Se la encuentra en altas concentraciones en la soja y con alta biodisponibilidad, haciendo de ella un importante candidato para la prevención anticáncer.
Dosis diaria sugerida: actualmente no hay extractos de soja disponibles en forma de suplementos.
Ginkgo biloba para su cerebro
Conocido por la medicina tradicional china durante unos 5 000 años, este árbol (dioico, ornamental, con ramas cortas y largas, hojas pecioladas con el limbo en abanico) llega a tener 3 metros de altura y es de crecimiento extremadamente lento. Un ejemplar puede vivir por 2 000 a 4 000 años. Es el árbol más antiguo conocido por el hombre.
Contiene flavonoides beneficiosos, como los glucósidos de flavona y compuestos no flavonoides de lactonas de terpeno, otro importante fitoquímico no flavonoide.
Se ha visto desde hace mucho tiempo que el ginkgo influencia la microcirculación cerebral (46, 47).
En estudios animales se ha visto que incrementa el flujo sanguíneo cerebral y el consumo de oxígeno del cerebro (48).
En un estudio en humanos la administración intravenosa de ginkgo incrementó el flujo sanguíneo hasta en un 70% (49).
También ha sido exitoso en el tratamiento de varias condiciones de insuficiencia vascular y síndromes arteriales obstructivos, incluyendo la enfermedad de Raynaud, síndrome postflebitis y afecciones vasculares periféricas (50, 51).
Se encuentran factores clastogénicos (clastógeno es cualquier cosa que provoque daño cromosómico) en el plasma de personas que se han visto sometidas a radiaciones, accidental o terapéuticamente. estos factores se han encontrado en el plasma de los trabajadores afectados por el accidente de Chernobyl.
Un estudio reciente informa sobre el tratamiento de 30 de estos trabajadores con extracto de ginkgo. Luego de 2 meses del uso del suplemento, la actividad clastogénica se había reducido a los niveles del grupo control. Luego de la cesación del tratamiento, el seguimiento durante un año mostró que el beneficio del tratamiento persistió durante por lo menos 7 meses. El estudio demuestra que la suplementación continua podría proteger contra los efectos clastogénicos de las radiaciones (52).
Dosis diaria sugerida: extracto estandarizado de 50-100 mg de ginkgo biloba con 24% de glucósidos de flavona.
Frutos cítricos en su circulación
Dada la amplia popularidad de los cítricos, son la mayor fuente de nuestra ingesta diaria total de flavonoides. La parte blanca de la cáscara de los cítricos es especialmente rica en las flavanonas de gusto amargo hesperidina y naringina.
Los jugos de cítricos, por el contrario, tienen baja concentración de bioflavonoides.
Éstos, como la mayoría de ellos, son antioxidantes barredores de radicales libres que trabajan en sinergia con la vit. C. Las flavanonas de la cáscara de los cítricos han sido reconocidas durante
muchas décadas por su protección del sistema capilar (34).
Otros estudios han examinado las propiedades antimutagénicas de los flavonoides de los cítricos: naringina, hesperidina, nobiletina y tangeretina. Se ha visto que, especialmente la tangeretina y la nobiletina, pueden jugar un papel en la quimioprevención del cáncer (53).
Dosis diaria sugerida: extracto con mezcla de bioflavonoides cítricos de 300-400 mg con 50% de bioflavonoides activos.
Los flavonoides son seguros
En el Instituto Colgan existen actualmente más de 400 estudios. Lo señalado anteriormente es apenas una parte de los hechos más prominentes conocidos. Las pruebas son de tal magnitud que los flavonoides están ganando rápidamente el status de nutrientes esenciales para la salud.
Como constituyentes normales que son de frutos y vegetales, son, literalmente, tan seguros como el pastel de manzana de su madre.
Puede utilizarlos con confianza como valioso agregado de vitaminas y minerales.
Aconsejamos que, toda vez que sea posible, se utilicen los extractos estandardizados de estos nutrientes.
Las etiquetas debieran establecer el porcentaje de ingredientes activos del producto.
Referencias
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