Dr. Ricardo Caritat * y Dra. Silvana Caritat **
* Especialista en Medicina Intensiva. Supervisor del Area de Medicina Intensiva de M.I.D.U.
** Médica Acupuntóloga.
Revista MIDU 1988;1(2):37-42
Acupuntura (acus: aguja, en latín) es el modo como denominaron los monjes jesuitas, enviados a China por Luis XIV, a un viejo recurso terapéutico tradicional oriental que los chinos denominaban Chen-Chiu (45). Chen (aguja) y Chiu (fuego), aluden a dos maneras de estimular puntos de la piel con finalidad profiláctica y terapéutica. El uso de calor para la estimulación se conoce en Occidente como "moxibustión", palabra de origen japonés (mogusa: conos de Artemisa sinensis, hierba muy común en el Extremo Oriente cuya combustión sobre la piel provoca el estímulo deseado).
Actualmente "acupuntura" (ACP) se usa genéricamente para referirse a todas las formas de tratamiento basados en la estimulación de los "puntos chinos". Cuando se utiliza alguna técnica particular se nombra específicamente (acroacupuntura, acupuntura craneal, aurículoterapia, dígitopuntura, electroacupuntura, láserterapia, etc.).
El origen del Chen es muy remoto: se ubica en el período paleolítico superior o neolítico en Oriente (probablemente más de 10 000 años) (44). Las primeras "agujas" eran de pedernal. Fueron cambiando con las épocas: de cobre en la Edad del Bronce, de hierro posteriormente; también se usaron de oro y plata y actualmente casi exclusivamente de acero inoxidable.
En el primer libro escrito de Medicina que se conoce, el Huangdi Neijing ("Canon de la Medicina"), compilado en China entre los años 500 y 300 antes de nuestra era, una de sus dos partes está dedicada a la ACP: Lingshu ("Canon de Acupuntura"). Allí ya se describe el uso de 9 diferentes instrumentos: "Las 9 agujas". El Chen-Chiu formaba parte de los recursos de la Medicina Tradicional China (que incluía además la Farmacopea y la Higiene).
Se extendió ampliamente por los países del Extremo Oriente: China, Viet Nam, Corea, Japón. Lenta y contradictoriamente se fue conociendo en Occidente, primero en Francia, luego en el resto de Europa. En la URSS y otros países socialistas se estudió y aplicó a partir del fin de la 2ª Guerra Mundial, donde se le denomina frecuentemente reflexoterapia.
En 1971 se difundió desde China un nuevo uso de la ACP: para anestesia quirúrgica; en la década pasada inclusive se aplicó a la cirugía cardíaca con circulación extracorporal. Esto generó nuevo interés por las técnicas acupunturales. A esta altura no debe haber ningún país en el que no se practique la ACP.
EFECTOS CONOCIDOS DE LA ACUPUNTURA.
La mayoría de los efectos beneficiosos conocidos de la ACP están asociados a la aparición de vasodilatación generalizada en la microcirculación, no sólo regional sino también a distancia, incluyendo el territorio cerebral. Se reseñan a continuación algunos de los efectos representativos de la ACP.
1 Mejoría de la microcirculación.
-vasodilatación arteriolo-capilar (1);
-aumento de temperatura de la piel de las palmas (2);
-aumento del registro pletismográfico de los dedos de las manos (3);
-disminución de la concentración de noradrenalina en cerebro y en circulación (2, 3);
-aumento del registro pletismográfico y del consumo de O2 en miembros inferiores (4);
-mejoría de la microcirculación coronaria incluso ante infarto agudo del miocardio, con descensos del AMP cíclico, descenso del segmento ST sobreelevado y supresión o gran atenuación del dolor precordial (5, 6);
-mejoría de la circulación retiniana (con mejoría en casos de baja agudeza visual, ceguera para colores, amaurosis congénita, retinitis pigmentaria, algunos problemas de convergencia (1, 7);
-mejoría de la circulación cerebral con cambios favorables en la memoria, estado de ánimo, capacidad de aprendizaje, mantenimiento de la información adquirida, irritabilidad, insomnio y olvidos vinculados con disminución de la irrigación cerebral (1, 8); espasticidad y déficits motores de origen central (9, 10);
-disminución de la hipertensión arterial (o normalización de la PA aumentada) sistémica o regional (hipertensión cefálica en territorio de carótida interna-supraorbitaria, hipertensión de miembros inferiores en territorios tibial posterior-pedia) (11, 13);
-mejoría del Raynaud en miembros superiores (11);
-mejoría de la microcirculación hepática (?) (12);
-mejoría de la microcirculación pancreática (?) (1);
-mejoría de la microcirculación renal (efecto diurético conocido desde la Medicina Tradicional Oriental) (36):
-mejoría de la circulación esplácnica: aumento del flujo mesentérico (3).
2 Analgesia o hipoalgesia. Esto puede ser producto de: efecto ACTH, endorfinas y otros efectos humorales; estimulación de fibras sensitivas de gran diámetro y efecto "compuerta"; mejoría de la microcirculación. (1, 8, 12, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 35).
3 Relajación de músculos espásticos (1, 7).
4 Regulación o normalización de la función gastrointestinal (dolor abdominal, diarrea, constipación, náuseas, vómitos, disfunción secretoria). (1, 34).
5 Regulación de la función uterina. En el útero no grávido: dismenorrea, trastornos menstruales, procesos inflamatorios; en el útero grávido: efecto ocitócico, coordinación cuerpo-cuello). (1, 20).
6 Regulación y secretabilidad bronquiales (21).
7 Euforia, sedación antiansiosa y efecto antidepresivo (1, 17, 22, 23).
8 Efecto antipsicótico-antialucinatorio (24).
9 Efecto antiarrítmico cardíaco (6).
10 Efecto inotrópico cardíaco (?) (5).
11 Efecto regulador hipotálamo-hipofisario:
-hipófisis, gónadas, páncreas, sed; anorexia-apetito-polifagia (1);
-efecto ACTH: neutrofilia, linfopenia y eosinopenia; aumento de los niveles circulantes de ACTH y cortisol (1, 8);
-normalización de la glicemia (8);
-disminución de la uricemia (8);
-efecto lipolítico (1, 8);
-descenso de triglicéridos, fosfolípidos y colesterol séricos (8);
-modificación de las concentraciones plasmáticas, en LCR y en tejido cerebral, de neurotrasmisores: serotonina, dopamina, noradrenalina y adrenalina, GABA (25, 26, 27, 28, 17, 18, 1).
12 Efecto sobre la capacidad inmunológica orgánica: inmunoglobulinas y linfocitos T y B (8, 30, 31, 29).
13 Efecto sobre el sueño (1, 32, 22).
14 Efecto sobre el sistema nervioso autónomo (33, 2).
Estos efectos son de comprobación en seres humanos y en animales de experimentación. Se comprueban incluso en personas anestesiadas o en coma. Se ha llegado a utilizar los efectos acupunturales en Medicina Veterinaria (existen mapas de puntos de ACP en animales domésticos) (45).
Estos hechos hacen descartar totalmente la hipótesis de que los efectos de la ACP puedan ser producto de sugestión u otras formas de incidencia psíquica.
FORMAS DE TRATAMIENTO ACUPUNTURAL.
Los efectos acupunturales mencionados son obtenidos a través de la estimulación, mediante distintas formas de energía, de zonas de la piel y tejidos subcutáneos, periarticulares o intramusculares, de gran intensidad aferente en lo que se refiere al sistema nervioso somático y al vegetativo perivascular. Dentro de estas zonas, existen algunas cuya intensidad aferente es mayor y por ende producen efectos más intensos y/o prolongados en lo sistémico, o provocan respuestas loco-regionales en relación con su topografía. Estas zonas corresponden, en buena parte, a puntos cutáneos de electroconductividad mayor: algunos ubicados en las líneas clásicas de puntos de resistencia eléctrica menor ("meridianos") (47); otros en zonas "extrameridianos" del tronco y miembros, así como en las orejas y cuero cabelludo.
La excitación de los impulsos aferentes, cuya consecuencia va a ser el "efecto acupuntural", se consigue mediante distintas formas de estimulación de los puntos cutáneos y/o de las estructuras ubicadas debajo de la piel: estímulo mecánico digital (8) (digitopuntura, masajes); estímulo mecánico mediante agujas metálicas implantadas en la piel o en tejidos más profundos (acupuntura: ACP), en forma temporaria, prolongada o permanente (acción de presencia o activación manual) (37, 38); estímulo mediante energía luminosa : láser He-Ne en la longitud de onda del rojo (632 nm) para estimulación de zonas de piel de poca profundidad (39, 40); estímulo mediante energía infrarroja en distintas longitudes de onda (habitualmente 1200-1300 nm) para estimulación de piel y zonas subdérmicas o subcutáneas dada su mayor penetración (41); estímulo eléctrico mediante electrodos cutáneos (estimulación transcutánea: ETC) (42) o a través de agujas de ACP implantadas en piel y/o estructuras subcutáneas (electroacupuntura: ElACP), mediante frecuencias e intensidades diversas (en general entre 1-300 Hz y 3-10 v) con corrientes de distintos tipos: cuadrada, sinusoidal, "pulsos" con forma de onda variable (43, 7); otras formas de energía calórica: moxibustión (36), calor "húmedo", calor "seco"; infiltración intradérmica o subcutánea de sustancias de acción irritante o anestésica (quimiopuntura) (45); estímulo mecánico: percusión con "martillo de 7 puntas" (36-45), placas de 18 puntas, etc.; combinación de estímulos: activación mecánica periódica de agujas de implantación prolongada o permanente; agujas temporarias más energía láser; agujas de implantación prolongada o permanente más energía infrarroja; agujas de implantación prolongada o permanente más electroestimulación con electrodos de superficie, etc.
INDICACIONES DE LA ACUPUNTURA.
Las acciones reseñadas han permitido la utilización de la ACP en el tratamiento de un conjunto de afecciones que no consiguen buenos o duraderos resultados con los medios terapéuticos actuales, incluso de alto nivel de sofisticación, o como complemento o coadyuvante de los mismos.
Pueden incluirse entre éstas:
afecciones respiratorias altas o bajas, agudas o crónicas;
algunas arritmias cardíacas, supraventriculares y ventriculares;
analgesia postraumática: contusiones, fracturas, esguinces o postoperatoria en todas las cirugías;
analgesia para cirugía de urgencia o electiva de distintos tipos;
analgesia odonto-estomatológica: pulpitis, abscesos, gingivitis, estomatitis; extracciones, drenajes, curetajes;
asma y síndromes broncoespásticos de distinta causa;
disfunción cerebral de causa isquémica, aguda o crónica.
disfunciones endócrinas capaces de responder a estimulación hipotálamo-hipofisaria como la hiperprolactinemia;
dolor crónico, incluyendo migraña y neuralgias; también dolores neoplásicos;
edema pulmonar no cardiogénico y cardiogénico;
enfermedades o síntomas resultantes de trastornos circulatorios periféricos o viscerales, incluyendo los cerebrales;
en ginecología y obstetricia: problemas menstruales, dismenorrea, afecciones inflamatorias; esterilidad; distocias dinámicas; atonía uterina postparto;
hábitos compulsivos, incluyendo polifagia, hábito de fumar, alcoholismo, toxicomanías varias, drogadicción (23, 40);
hiperlipidemias;
hipertensión arterial de distintos orígenes o formas clínicas (sistémica, cefálica, de miembros inferiores);
insuficiencia coronaria, incluyendo infarto agudo de miocardio;
manifestaciones alérgicas y/o anafilácticas;
mejoría de la capacidad inmunológica general del organismo;
músculos espásticos, incluyendo tortícolis y estados posthemiplejia;
problemas de audición y visión de distinto tipo;
problemas del sistema neuromuscular de origen raqui-neural o sistémico;
problemas gastrointestinales, agudos o crónicos, de origen esófago-gastro-duodenal, enteral, colónico; hepato-biliar, hepato-celular; postoperatorios;
reanimación de urgencia en casos de shock;
síndromes depresivo-ansiosos de estructura neurótica; cuadros maníaco-alucinatorios de origen psicótico;
sufrimientos de origen osteoarticular.
COMPLICACIONES Y RIESGOS DE LA ACP.
Con buen conocimiento de la técnica y su correcta aplicación no deben existir complicaciones importantes. Se han descrito punciones de vasos sanguíneos, pleuras, pulmones, vísceras abdominales. Todo ello producto de mala técnica.
Hematomas subcutáneos pequeños, sangrado de algún punto de la piel son fenómenos menores sin trascendencia habitualmente.
Ruptura de agujas que para su extracción requieran maniobras quirúrgicas son excepcionales.
La vasodilatación acupuntural puede provocar lipotimias en algunos pacientes. Su consecuencia se minimiza con el decúbito y cuidados de técnica.
La ACP es capaz de trasmitir enfermedades virales dado que las agujas toman contacto con la profundidad de los tejidos y la sangre de los pacientes. Es posible, así, la trasmisión de la hepatitis B y, en esta época, el SIDA.
Estos riesgos prácticamente desaparecen con correcto tratamiento de los elementos metálicos utilizados en la ACP: agujas, pinzas, etc. La decontaminación y desinfección por métodos de eficacia probada, el uso de los materiales una sola sesión y/o la disponibilidad de material descartable por paciente son mandatorios.
Correcta técnica, antisepsia y maniobras asépticas hacen que este riesgo, al igual que la contaminación bacteriana, deban ser una curiosidad en la práctica.
La aplicación sistemática de pautas de bio-seguridad para el contacto con sangre protegen, al mismo tiempo, al personal que aplica la ACP.
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