sábado, 9 de junio de 2012

Enferma de amor

Jan Steen (1626-1679)

Pintor holandés muy conocido por sus escenas de costumbres, llenas de humor, simpatía y animación, en los que trata a la vida como una vasta comedia de costumbres.
En Holanda figura cerca de Rembrandt, Vermeer y Hals en popularidad y la expresión "una casa a la Jan Steen" se asociaba a una casa desordenada.


Pero Steen, uno de los artistas holandeses más profíficos, tiene otras facetas. Pintó retratos, temas históricos, mitológicos y religiosos (era católico) y sus animales, pájaros y naturaleza muerta en sus pinturas rivaliza con los de cualquier especialista contemporáneo. Como pintor de niños no ha sido sobrepasado.

Trabajó en varias ciudades y en 1672 abrió una taberna. Su padre era cervecero y, en la imaginación popular figuraba como un libertino borracho pero, en realidad, no hay ningún hecho conocido que justifique esa reputación, aunque en varios de sus pinturas se muestra a sí mismo afecto a la pipa, al vino y a la ejecución del laúd.

Muchos de sus cuadros representan tabernas y reuniones festivas, pero a menudo encierran alusiones moralizadoras, y también pintó escenas de impecable encanto.

Además de su versatilidad, riqueza de caracterización y creatividad en la composición, se destaca también su habilidad como colorista, su manejo del rojo-salmón, rosa, amarillo pálido y azul-verdoso, altamente distintivos.

Entre las escenas de costumbres que le dieron popularidad y fama, hay casi 20 que muestran la visita de un médico a un hogar burgués.

Tan teatrales como las representaciones de cualquier "comedia del arte", presentan escenas  llenas de malentendidos, secretos, asunciones e indiscreciones.

En esta serie se muestran 3 de esas pinturas y, además, una donde un curandero ambulante está haciendo una extracción dentaria a un niño, ante la congoja de la madre y otras expresiones de los componentes del grupo.
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La enferma de amor. Munich

Las "enfermedades" de las pacientes generalmente eran embarazos imprevistos o "enfermedad de amor".

La cama, encima de la cual cuelga una pintura de amantes y la estatua de Cupido en la cima de la puerta, inmediatamente indican al espectador lo que está pasando.

El cuenco con brasas humeantes -los charlatanes diagnosticaban el embarazo "leyendo" el humo- y la mucama con el pretendiente en la puerta, completan elementos típicos de estas situaciones.

La paciente cuyas pulsaciones cuenta el médico, tiene una nota en su mano en la cual están escritas estas palabras en holandés: "No hay medicina que pueda curar el dolor del amor".

Si bien no es una visión muy profunda, estas palabras constituyen una moral del tipo que casi invariablemente se encuentra tras estos tipos de pintura holandesa. En ese tiempo hubiera sido inconcebible un pintor sin ese transfondo "profundo".

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