jueves, 22 de diciembre de 2011

Polen

El polen es el elemento fecundante masculino de las flores, la abeja lo utiliza principalmente como fuente de proteinas, para el alimento larval.

La abeja va recolectando los microscópicos granos en su visita a cada flor.

Los va compactando con su saliva para hacer dos pelotitas que ubica en cestillos al efecto en su par de patas posteriores. Gran importancia tiene la compactación de los granos, ya que es allí donde se le agregan valiosos elementos.

En cada vuelo, la abeja visitará las flores necesarias para completar su carga de acuerdo a su modalidad de trabajo de alta eficiencia. Su primer premisa será el polen con alto contenido proteico. Desprecia pólenes de bajo valor –aunque abundantes como el de pino. Su segunda premisa será economía de energía; por ello en cada vuelo visitará las flores más cercanas y de más valor nutritivo, sin importar a que especie pertenezcan. Existe una vieja e infundada creencia entre apicultores y técnicos, de que la abeja en cada vuelo sólo visita flores de la misma especie, atribuyéndole a ello la gran capacidad de polinización, que sin saberlo realiza la abeja mejorando el rinde de las cosechas y la biodiversidad. No discutiré el tema en relación al néctar. No tengo aval de certeza de lo que hace la abeja en este caso. En cuanto a la recolección de polen, tampoco lo discutiré: Existen suficientes cantidades de análisis oficiales de contenido de los granos de polen que certifican que la mayor parte de la recolección es de flores de distinta especie.

Esto es, aunque el color de las pelotitas de polen sea homogéneo, el microscopio indica que generalmente se han homogeneizado entre 4 a 7 especies distintas. La observación científica –en este caso da por tierra la creencia de que porque el color (a simple vista) es homogéneo-, se debe considerar todo el contenido como de una misma especie.

Con su carga completa, la abeja vuelve a la colmena, y entrega el polen a las abejas nodrizas que lo utilizarán para alimentar a las crías, y el excedente lo depositarán en celdillas; luego de haberle agregado con su saliva más valiosos elementos. En épocas que no hay crías, la abeja tapa este polen (llamado pan de abejas) con miel para su conservación.

El polen normalmente utilizado en dietas y apiterapia es el que se recoge (según el tipo de trampas) a la entrada de la colmena.

Este polen deberá ser secado, limpiado y luego envasado. Puede haber un proceso intermedio de selección de granos por su tamaño.

Todos los procesos mencionados, generalmente están excentos de contaminación y/o agregados de ningún tipo. Ya que el secado puede ser por aire caliente o lámparas infrarrojas; y el limpiado es por medios mecánicos (la misma corriente de aire, por ejemplo) o manual.

Teniendo en cuenta que el polen es un alimento muy rico y buscado por otros animales, se puede suponer –y es una realidad de que en él vengan también huevecillos de otros invertebrados pequeños, siendo los más frecuentes los de polillas. De no mediar algún proceso que los inactive o destruya, estos huevecillos eclosionarán con la temperatura, llenando el polen de larvas indeseables. En este proceso de inactivar los huevos podrían emplearse elementos contaminantes; pero por su costo y efectividad, la mayoría de los productores responsables, proceden a congelar a –20ª C el polen seco y limpio. De esta manera, al sacar el polen de esta temperatura y llevarlo a la temperatura ambiente, se destruyen todos los huevos que pudiera haber. Por otro lado, el sistema del frío sirve para preservar el polen.

Ahora bien, el polen, tanto por su valor en proteinas (aminoácidos) como por las otras sustancias valiosas que contiene con enlaces fisicoquímicos muy endebles, es seriamente afectado por las temperaturas alta y los rayos ultravioletas, por ello, antes de adquirir un polen para consumo, se debe verificar acerca de si no ha sido secado al sol; lo que nos ofrece un polen totalmente inerte; o si no se han usado secadoras industriales con altas temperaturas, que darán un producto medianamente inerte.

El polen comienza a degradarse a partir de los 45º C. Algunos autores aconsejan no secar el polen a más de 40º C, como precaución, lo cual –teniendo en cuenta que esperamos un efecto en la salud-, considero que es correcto.

La mayoría de las secadoras de polen trabajan a 55º C aproximadamente.

Ello, sin contar los “retoques” a las que son sometidas, elevando la temperatura para abreviar el tiempo de secado, con el consabido ahorro de energía y tiempo, que dan un pésimo producto final. Ello ocurre muchas veces por desconocimiento y creo que poco por mala fé; aunque a los fines prácticos sea lo mismo: Un producto inerte que lleva a quien lo consume a creer que no es cierto lo que de él se dice, y se colabora al desprestigio de nobles productos, que son de suma utilidad; tanto para la salud como para las fuentes de trabajo y en un futuro para la economía del país. Ya que tanto el polen como el propóleos pueden ser producidos en alta cantidad y calidad superando el consumo interno y convirtiéndose en elementos exportables; tal como lo hacen nuestros vecinos uruguayos y brasileños, con el propóleos, por ejemplo.

En la composición del polen, se encuentran una alta cantidad de minerales, aminoácidos, vitaminas, muy pocos hidratos de carbono (azúcares) y muy pocas grasas.

En cuanto a los minerales es de destacar que la mayoría de los polenes tienen buena cantidad de calcio y de hierro orgánicos. Elementos éstos que –contrariamente a los preparados estándar-, son de muy fácil absorción y asimilación para el organismo; y que van a ocupar el lugar que se espera en él. Por ejemplo, el calcio orgánico va al hueso, mientras que el calcio mineral de los preparados comunes queda en sangre hasta ser eliminado o preferentemente forma cálculos.

Otro oligoelemento de destacar en el polen, es el selenio, no muy abundante en la dieta moderna. Este es cofactor de la enzima glutatión peroxidasa, que constituye la primer barrera antioxidante del metabolismo celular. A este efecto antioxidante se suman los del magnesio y los flavonoides.

Respecto a los aminoácidos, el polen es uno de los pocos elementos vegetales que los contiene a todos (similar a los brotes de alfalfa y la espinaca), incluso los 10 esenciales. Los aminoácidos son los componentes de las proteinas. El organismo humano está en condiciones de “fabricar” casi todos ellos, menos los esenciales, que deben ser incorporados en la dieta. Normalmente estos aminoácidos esenciales se encuentran en proteinas animales, que son caras al bolsillo: Carnes, lácteos, huevos. El polen los aporta en cantidad tal, que podría convertirse en único alimento, dando un excelente estado nutricional. A igual peso, el polen tiene tres veces más proteinas que la carne de res.

Vitaminas: El polen las contiene a todas. Habiendo algunos autores que señalan la falta de Vitamina A. Si bien ello es correcto, no es menos cierto que el polen tiene gran cantidad de carotenos (pigmentos vegetales) que cumplen la función de Provitamina A, transformándose en la misma en el proceso de digestión. Por ello, en la práctica se puede considerar que tiene todas las vitaminas. Existen polenes que tienen hasta 20 veces más vitamina

A (o provitamina) que la zanahoria, considerada uno de los vegetales con mayor cantidad de ésta vitamina. Se han identificado al menos 11 carotenoides activos, con entre 5 y 9 mg cada 100 gr. de polen.

En su composición entran además flavonoides, ácidos orgánicos, lípidos polares, ácidos nucléicos (DNA y RNA) y enzimas.

Es de destacar el mencionado en la jalea real, ácido 10-hidroxidocenoico, antiséptico e inmunomodulador. Las hormonas sexuales; que como se dijo en la jalea, por ser de origen vegetal no tienen contraindicaciones ni efectos colaterales, y regulan la secreción de las glándulas endocrinas. Logrando en el hombre de edad el “rejuvenecimiento” de su glándula prostática, labor a la que ayuda el Factor Antiinflamatorio Prostático, también contenido en el polen.

Algunos de sus azúcares no son digeridos por el organismo, como la celulosa y la lignina. Estos azúcares, comúnmente conocidos como fibras, tienen un importante papel en la regulación del tránsito intestinal.

En el apéndice de composición química del polen, se verá que contiene colesterol. Esto no debe prestarse a confusiones, ya que son fitoesteroles (grasas vegetales), que son sustratos para la formación de hormonas esteroides. Los fitoesteroles, más los ácidos grasos poliinsaturados favorecen el metabolismo del colesterol, disminuyendo el LDL y aumentando el HDL

El polen es comúnmente presentado en forma de granos, menos frecuente es la presentación en cápsulas o en homogeneizados con miel, miel y jalea o miel, jalea y propóleos.

En el caso de las cápsulas, su dosificación será de acuerdo al peso de la misma. Y en los homogeneizados en relación a la proporción de polen que contengan. Respecto a los homogeneizados es necesario decir que la mayoría de las veces, los mismos pretenden ofrecer la dosis necesaria de jalea real, siendo la miel un conservante, y el polen y propóleos (cuando los hay) pretender ser coadyuvantes, sin esperar que la proporción de la mezcla de la dosis justa. También es muy necesario recordar que los productos de la colmena usados en forma combinada se potencian entre sí, aumentando los efectos, lo que por lógica hará reducir las dosis.

En el polen granulado, la dosis de mantenimiento será de entre 20 y 30 gramos diarios. Esto es el equivalente a una cucharada de postre dos veces al día. En el niño, esta dosis puede reducirse. Se habla siempre de dosis mínimas, para esperar un efecto sobre el organismo; pero las mismas pueden ser aumentadas sin inconvenientes, ya que no se conocen casos de problemas por sobredosis de polen (ni siquiera hace engordar) y puede ser consumido sin límite de tiempo.

Los estudios realizados demuestran que el polen conservado en frío, pierde menos de un 5% de sus propiedades en el primer año, y en los sucesivos es menor aún el porcentaje de deterioro. Ello nos dice que un polen bien conservado, prácticamente no pierde vigencia; pero siempre es mejor consumir el polen fresco, de la última temporada.

Es obvio que por su riqueza como alimento el polen debe complementar cualquier dieta. Especialmente en aquellos casos que por su naturaleza requieran nutrientes especiales.

Una indicación obligada es en el diabético insulinodependiente, con dieta restringida. Estas personas, por su problema, tienen una posibilidad muy limitada en cuanto a la ingesta de alimentos y generalmente se encuentran mal nutridos. El polen, de por sí, reemplaza a cualquier alimento al tener todos los nutrientes necesarios. Y en este caso, por su bajo contenido de azúcares puede ser consumido por el diabético, mejorando el estado de éste en base a una buena nutrición.

Junto con la miel es indicado para los deportistas de alto rendimiento o para estados generales de cansancio por exceso de actividad.

Todo tipo de des o malnutrición endógena o exógena y/o enfermedades consuntivas o post cirugías; como así también para paliar el lógico cansancio que conlleva el paso de los años.

A nivel digestivo/metabólico, se comporta como un excelente regulador. Por su contenido en fibras, es útil en casos de constipación ya que al aumentar el volumen del bolo fecal soluciona este problema. En los casos de diarreas, la fibra absorbe humedad, mejorándola. En estos casos, también es muy útil en las diarreas bacterianas, resistentes o no a los antibióticos; ya que hemos visto que el ácido 10-hidroxidocenoico se comporta como antiséptico a la vez que inmunomodulador.

En la esfera metabólica, también es regulador, ya que funciona bien en los estados de desnutrición o anorexias. Ya sea aportando los nutrientes o despertando el apetito. En este caso deberá consumirse una hora antes de las comidas. Recordar que si bien aporta todo lo necesario para el organismo, no hace engordar. El polen consumido unos 15 minutos antes de las comidas, quita el apetito y puede usarse en dietas de adelgazamiento, sin correr el riesgo de que la pérdida de peso vaya acompañada de una malnutrición o debilitamiento.

Es altamente útil –acompañando a la jalea en los niños distróficos o hipotróficos; manteniendo la contraindicación expresada al principio de esta obra, de no usarlo en lactantes o hasta el año de edad.

Usado luego de los 18 meses en los niños con síndrome de Down, mejora el estado general, el apetito y el rendimiento físico e intelctual de los mismos, aportando un grado de madurez mayor al esperado.

A nivel cardiovascular, el polen es un ligero regulador de la presión arterial; si bien sus efectos no son notables, comparados con los del propóleos por ejemplo; es una ayuda más, carente de contraindicaciones.. Se lo puede considerar como un hipotensor ligero.

Mejora muchísimo la fragilidad capilar, estabilizando las membranas con sus flavonoides. Como todo alimento de origen vegetal retarda y previene la arterioesclerosis.

Su contenido en rutina o vitamina P, fortalece y agranda los capilares, venas y arterias, retardando y aún revirtiendo el proceso de endurecimiento de las arterias. Mejora la circulación en general y sobre todo el aparato cardiovascular. Ello lo hace más que recomendable a partir de los 40 años de edad, momento en que este sistema comienza a deteriorarse en forma más notable.

Como ya se mencionó, el contenido de hierro del polen es altísimo, y con la característica de ser bien absorbido y metabolizado. Es obvio decir que está indicado en todo tipo de anemias, sobre todo en aquellas por carencia de hierro; ya sea por falta de él en la dieta, por gastritis o por mala absorción del mismo.

Se ha escrito que el polen tonifica, estimula, reequilibra y desintoxica. Todo ello está ampliamente justificado por su extraordinaria composición química, que lo hace ser el alimento más completo. Estas propiedades, también se hacen evidentes a nivel de la esfera sexual del individuo. Por un lado –como ya se mencionó está su contenido en hormonas sexuales vegetales que estimulan a las glándulas de secreción interna, regularizando las funciones alteradas. Por otro lado reincorpora el vigor perdido por cansancio o stres y también actúa estimulando el sistema nervioso central. Por ello, está indicado en casos de astenia o impotencia sexual. Aumenta la potencia sexual; y revierte la frigidez femenina de origen orgánico.

También se sabe que mejora el trabajo de parto (con miel y jalea real) y disminuye las consecuencias del factor Rh negativo.

Por su contenido hormonal, vitamínico y de oligoelementos “rejuvenece” la próstata. A ello se agrega el Factor Antiinflamatorio Prostático que lo convierte en tratamiento de primera línea para adenomas o inflamaciones de próstata, a consecuencia de la edad; y como un excelente coadyuvante en el cáncer de próstata. Aparte de la correspondiente demostración científica de lo antedicho, ello está avalado por las multinacionales farmacéuticas que incorporan el polen a sus vademécum, a veces como “concentrados biológicos” de polen. Por economía y ausencia de procesos industriales, es conveniente el polen tal cual sale de la colmena, es decir, en granos.

A nivel ocular, el hecho de que el polen tenga una gran cantidad de provitamina A, lo transforma en un elemento indispensable para la vista, ya que la vitamina A es el mediador para los procesos que se realizan en la retina y que dan como resultado final lo que nuestros ojos ven. Para el cansancio visual, o dificultades de la visión nocturna o crepuscular, muchas veces alcanza como tratamiento el consumo de polen. Otras veces será coadyuvante de los tratamientos de primera línea que haya indicado el oftalmólogo.

Esa gran cantidad de vitamina A también es importante a nivel de piel. Ya sea como cicatrizante, para mantenerla bien nutrida o para recuperarla en casos de enfermedades crónicas de piel, donde será un buen coadyuvante; por ejemplo en psoriasis, vitiligos, etc.

Usándolo a nivel preventivo, retarda la caída del cabello; o la detiene cuando esta es por ausencia de algún nutriente, debilidad del bulbo capilar o de la piel circundante. Es obvio que su utilidad será relativa o nula en aquellas personas predispuestas genéticamente a la alopecia (familias de calvos).

A nivel osteoarticular, por su contenido en calcio, el polen se transforma en un alimento indispensable. Estará indicado en casos de fracturas óseas, demoras en la formación del callo en las mismas fracturas, niños en crecimiento y mujeres menopáusicas. En estos casos, vale detenerse un momento para hablar del tema. La mujer menopáusica –por los cambios hormonales tiende a perder calcio. Por otro lado (sin pecar de machista) el cuerpo femenino, desde el punto de vista biológico ha sido diseñado para procrear. Ello conlleva a que en la etapa fértil en la vida de una mujer, sus huesos estén capacitados tanto para ceder calcio a la nueva criatura que se gesta; como a soportar el sobrepeso de la misma. La entrada a la nueva etapa biológica –menopausia no reproductiva, hace que el organismo se desembarace de ese calcio que ya no usará.

Entonces, la osteoporosis (o pérdida de calcio del hueso) de la mujer menopáusica es un proceso fisiológico y normal. Solamente en pocos casos este proceso normal se transforma en patológico, trayendo inconvenientes tales como las fracturas por pequeños traumatismos o fracturas espontáneas a veces. Existe una cuasi norma no escrita de tratar medicamentosamente a la menopausia. Ello a veces por falta de criterio del profesional y otras veces por el mal consejo que hace que el paciente exija al médico un tratamiento.

Las más de las veces las molestias de la menopausia pueden ser tratadas sintomáticamente sin desmedro del organismo en el futuro. Salvo casos puntuales, no se debería medicar con hormonas a la mujer menopáusica.

Estas llevarán un alivio pasajero, pero al ser una terapia de reemplazo, volverán los inconvenientes al dejar de tomarlas. Esto se dará en el futuro sí o sí, ya que las hormonas afectarán al hígado y al estado general; con lo que varios años después, la mujer se encontrará con el mismo problema, pero más vieja y deteriorada.

Tampoco –por la osteoporosis- se justifican las más de las veces los costosos estudios que se realizan (densitometría ósea, por ejemplo); que no son necesarios en la mayoría de los casos, y que si fueran necesarios pueden ser reemplazados a menor costo por el ojo experto de cualquier médico sobre una radiografía. En estos casos la única diferencia técnica será la cantidad de decimales que acusa la tecnología.

Los comunes refuerzos de calcio, también pueden ser elementos de discordia; dado que la mayoría de los calcios farmacológicos son como calcio mineral, y los que contienen calcio orgánico son de precios elevados. El calcio mineral no será bien absorbido; y su destino final puede no ser el que se espera, pasando a engrosar las litiasis (cálculos) que en el caso de las mujeres, por una cuestión hormonal, se ven favorecidos, preferentemente en vesícula. Y si no, que lo desmientan las cirugías de vesícula en mujeres de más de 45 años, que marchan a la cabeza de las estadísticas. Piense si no, que todos esos preparados con carbonato de calcio, son conchilla de caracol molida finamente.

También este contenido de calcio que aporta el polen y que llegará al hueso, es imprescindible en dolores óseos de cualquier tipo; ya que el hueso descalcificado es más sensible; pero sobre todo será obligado en artrosis y reumas.

En estos casos se habla de enfermedades degenerativas por autoinmunidad. El organismo envía sus defensas contra el propio organismo, dañándolo. Se ha hablado del efecto inmunomodulador del polen (y de los otros productos apícolas). Este efecto lleva –después del calcio- el segundo factor de mejoría o curación cuando se pueda. Esto es, evitar que el organismo se siga agrediendo. Como también se vio a nivel cardiovascular, el polen mejora la circulación, aportando sangre a la articulación poco irrigada y favoreciendo el proceso de recomposición y cicatrización. Si todo esto le resulta familiar, es porque aún recuerda el capítulo de apitoxina, donde se veía este mismo proceso, más el efecto antiinflamatorio y analgésico del veneno de abejas.

Entonces, cae de maduro que la terapia con veneno debe ser apoyada con el consumo regular de polen.

Este consumo regular es para mucha gente –y debería serlo para más lo mismo que la inclusión de vino, pan, sal o fruta en la dieta. No se debe considerar como algo exótico, sino como una rutina que a largo y corto plazo se reflejará en un mejor estado de salud.

En el caso de artrosis –o reumas deformantes en personas de menos de treinta años, se ha visto que la mejoría es sinónimo de curación. Los síntomas retrotraen totalmente. Es probable (y el tiempo lo dirá) que sólo lo haya detenido por el transcurso de muchos años; pero comparado con la ausencia de tratamiento en medicina oficial, esto es lo más a que se puede aspirar.

A nivel neuropsíquico, el polen está indicado en insomnios, disturbios de la memoria, neurastenias, stres o concreta indicación en los estados depresivos de cualquier origen, donde los cambios de humor se hacen evidentes a los pocos días de comenzar su ingesta, también aparece nuevamente el apetito y el buen dormir surmenage. Pero tiene su más. Se explica a nivel cerebral, dado que el triptofano (aminoácido esencial contenido en el polen) es de estructura química muy similar a la serotonina (mediador químico de los procesos cerebrales), y ello hace que el cerebro funcione en mejores condiciones, que revitalice las funciones que estaban deprimidas; y en la persona sin inconvenientes, dará un ligero grado de euforia, producto de esta “reserva” química, que al igual que un exceso de fuerzas, está a la espera de ser agotada; dándole al individuo lo que se mencionó como sensación de euforia, que en realidad es el convencimiento y la confianza de que podrá responder a lo que sea porque se encuentra en óptimas condiciones.

El hecho de que el polen –por sus componentes- refuerza y regulariza el sistema defensivo del individuo, lo hace apto para combatir cualquier alteración del estado de salud; y aunque no pueda ser considerado como un tratamiento de primera línea, sí es de correcto uso en todas las alteraciones que afecten o soliciten de las defensas del individuo, como por ejemplo gripes, bronquitis, anginas a repetición, resfríos, faringitis, infecciones de vías urinarias, dermatológicas, oftálmicas, estomatitis, digestivas, óseas, hemáticas, etc.

Finalmente, cabe acotar que en principio son considerados como más efectivos los polenes multiflorales. Si bien se vio que la abeja mayoritariamente usa varias especies de flores en la confección de cada grano de polen; lo más práctico a la hora de elegir uno para consumo, es la diversidad de colores del mismo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

excelente !!!
Jorge Balseiro Savio

Anónimo dijo...

Brillante nota!!!!muy buena información y gracias por compartir tanto
conocimiento.

Vamos a andar... dijo...

Lo importante es divulgar esta información, desde ya muchas gracias y a divulgar!!!

Salute

Anónimo dijo...

Excelente explicación. Gracias por el esfuerzo.

Unknown dijo...

Hola, entiendo que es posible que haya polen comercial sin propiedades según el proceso de secado etc. ¿Recomienda alguna marca en concreto? He visto algunos que no ponen información nutricional de ningún tipo.